Soy originario de Pelotas, en el estado de Río Grande do Sul. Estudié Ciencias de la Computación en la universidad y tengo un máster en la misma disciplina. Y, precisamente después de terminar el máster, empecé a trabajar en algunos proyectos que, en 2003, me llevaron a fundar Checkplant.
Ha experimentado una evolución significativa, ya que en Brasil contamos con numerosos centros de investigación agrícola que desarrollan y comparten nuevas técnicas de producción. Además, nuestra industria de semillas, productos químicos, maquinaria, etc., también ha evolucionado mucho. Así, en los últimos veinte años, los agricultores brasileños han conseguido incrementar su productividad por hectárea mediante el uso de nuevas técnicas agronómicas, tecnologías de maquinaria, genéticas y biológicas. Y eso que no faltan los retos: a diferencia de lo que ocurre en otros países, los agricultores brasileños tienen que cumplir con normativas muy estrictas en materia forestal, medioambiental y de sostenibilidad en general. También lo tienen complicado en lo logístico porque Brasil es un país muy grande, por lo que el transporte de los productos es complejo y muy costoso. Al mismo tiempo, aunque existen programas de financiación, no hay tantas subvenciones como en otros países. Por eso siempre digo que los agricultores brasileños son un poco superhéroes.
Fundé Checkplant en 2003 junto con otro socio, que también era especialista en desarrollo de software. En aquel entonces, el reto consistía en desarrollar un software para registrar las actividades en el campo y demostrar que determinadas buenas prácticas agrícolas producían mejores resultados. Como estábamos en contacto con varios investigadores en agronomía, empezamos colaborando con ellos en algunos proyectos de investigación. Al año siguiente, unos viticultores del nordeste de Brasil se pusieron en contacto con nosotros para decirnos que querían un software para gestionar su explotación. Se trataba de una explotación muy grande y avanzada, así que empezamos a desarrollar un software para ellos, aunque nuestra intención siempre fue crear un producto que sirviera a varios agricultores a la vez. Así fue como desarrollamos nuestro software Cuaderno de Campo, que todavía proporcionamos y que cubre todas las etapas de la producción frutícola: desde la planificación del número de personas necesarias para realizar todas las actividades de cada semana del año (riego, insumos, etc.) hasta la cosecha. Además, desarrollamos un software de trazabilidad que hoy se llama Checktracking y que podemos configurar según las necesidades de cada cliente.
Pues bien, entre 2010 y 2011 nos pusimos manos a la obra para desarrollar una plataforma específica para el mercado del cultivo de algodón y soja, y la llamamos Farmbox. En 2012 ya teníamos la primera versión del producto lista y conseguimos algunos clientes importantes. Durante los tres años siguientes llegamos a cubrir unas 200 000 hectáreas, lo cual no es poco, pero teniendo en cuenta las dimensiones de las explotaciones aquí en Brasil, se trataba de entre 15 y 20 clientes. Entonces se produjo un cambio importante, ya que, mientras hasta entonces habíamos mantenido la empresa únicamente con lo que facturábamos, en 2015 fuimos en busca de inversores.
Sí, en marzo de 2016 conseguimos la primera financiación de un inversor y logramos mejorar los procesos comerciales de implementación del software. No fue fácil porque proporcionar un software parece una tarea sencilla pero aquí es muy difícil porque Brasil es muy grande y es como si cada región fuera un país europeo, con sus peculiaridades: hay diferentes necesidades debido a los diferentes climas y suelos, por ejemplo, hay diferentes formas de hablar y de comportarse, e incluso hay diferentes zonas horarias. Pero, a pesar de todo, pasamos de tener 200 000 hectáreas en 2016 a casi 2 millones en 2019. Mientras tanto, se produjo otro cambio importante, el primer socio con el que fundé Checkplant decidió salir de la empresa en 2018. Seguimos desarrollando y mejorando el producto, centrándonos especialmente en Farmbox, y llegamos a 2024 con más de 4 millones de hectáreas cubiertas con nuestra plataforma. Eso sí, sabíamos que el mercado estaba en constante evolución, así que entendimos que era necesario establecer unas sinergias para ampliar nuestra oferta. Ese fue el momento en que entré en contacto con xFarm Technologies.
Nuestra misión es llevar la tecnología a los agricultores para que sus empresas sean más productivas y sostenibles. Por eso, para nosotros es muy importante estar al lado de nuestros clientes, de las personas que trabajan en las explotaciones, para contribuir a que su trabajo sea un poco más fácil y más productivo.
Nuestra tecnología está muy desarrollada para funcionar en dispositivos móviles sin conexión a Internet en el campo. Porque esa es la realidad en Brasil: las extensiones son muy grandes y están muy alejadas, y por mucho que haya una gran cobertura, creo que nunca será suficiente. El hecho de haber trabajado siempre con los agricultores para conocer de primera mano sus necesidades reales, combinado con nuestra capacidad para unir un buen diseño y una buena experiencia de usuario, hace que el software sea bien aceptado. Porque realmente es útil para las empresas. Incluso el proceso de venta e implementación se basa en las personas. Creamos una relación con nuestros clientes y sus colaboradores para que nos perciban como un socio. Todo ello nos permite tener una buena retención de clientes y seguir expandiendo el área cubierta por Farmbox, a pesar de la competencia de los software desarrollados por grandes multinacionales.
Me enorgullece la confianza que nuestros clientes tienen en nosotros. Nos ven como desarrolladores de buen software en los que pueden confiar y depositan muchas expectativas en nosotros. Lo mismo ocurre con nuestros colaboradores: confían mucho en nosotros, y eso es un gran orgullo para mí.
Estamos en casi todas las regiones, pero diría que tenemos mayor presencia en Mato Grosso, Bahía, Goiás, Mato Grosso del Sur y Tocantins.
Hay muchos tipos de agricultores. Con los que nosotros tenemos más contacto son los de cultivos a gran escala, como la soja, el algodón y el maíz, y también los de la fruticultura del noreste. Estos ya perciben la digitalización como una buena herramienta para solucionar problemas desde hace algunos años. Al principio suelen mostrarse reacios, pero una vez que adoptan la tecnología quieren que funcione perfectamente en todos los ámbitos y son muy exigentes. Ese es el reto al que nos enfrentamos: nuestros clientes no se conforman con instalar un software, una estación meteorológica, realizar algunas actividades y tener la finca cartografiada. No, quieren que todo funcione hasta el más mínimo detalle.
La crisis climática está provocando muchos cambios, por ejemplo en las precipitaciones y en los rendimientos de las cosechas: a los agricultores, un año les va de una manera y el siguiente de otra, y a veces, la producción se ve afectada por el clima. Al mismo tiempo, los agricultores brasileños están muy concienciados sobre la importancia de la conservación, ya sea porque así lo exige la normativa o porque ellos mismos lo consideran crucial. Al fin y al cabo, necesitan la tierra.
La digitalización puede ayudar a evitar problemas relacionados con la pérdida de cosechas. Gracias a la digitalización, los agricultores pueden planificar mejor, estructurar sus actividades, anticiparse a los cambios meteorológicos y reorientarse para evitar pérdidas y encontrar oportunidades para producir más. Otro aspecto en el que la digitalización puede ayudar es la sostenibilidad: permite que los agricultores proporcionen transparencia sobre sus buenas prácticas a sus clientes, es decir, a las agroindustrias y a los grandes compradores. Esto puede generar una buena visibilidad sobre las buenas prácticas agrícolas y sobre su evolución, porque, por mucho que los agricultores brasileños respeten las normas y superen todos los retos, siempre hay margen de mejora: por ejemplo, poder medir el carbono que dejan de generar y, sobre todo, poder demostrarlo al mercado. Con el tiempo, esto puede incluso aumentar los ingresos gracias a la demostración de la aplicación de prácticas que favorecen la sostenibilidad medioambiental.
Creo que xFarm Technologies puede ayudar a dar visibilidad a las buenas prácticas de los agricultores brasileños. Por ejemplo, tienen buenas relaciones con las empresas agroalimentarias, conocen sus necesidades, y saben generar datos e información para que estas empresas puedan tener una visión global de su cadena de suministro. Esa era precisamente una de las cosas que yo estaba buscando cuando me encontré con xFarm Technologies. Por otro lado, con nosotros ellos tienen un socio que cuenta con un gran número de hectáreas, una gran aceptación y un gran conocimiento sobre cómo funcionan las explotaciones agrícolas más grandes. Creo que nuestra integración es muy positiva para los agricultores brasileños, porque seguirán contando con un socio tecnológico formado por dos empresas de software creadas para ayudar a los agricultores. Podrán seguir trabajando con este socio para incrementar la digitalización, mejorar los procesos y los controles internos de sus explotaciones y aprovechar parte de esa información para generar buenos informes y demostrar a sus clientes las buenas prácticas que aplican.