
Digitalizar la gestión agrícola es fundamental para afrontar los retos que tenemos hoy en el campo
No está siendo un año fácil para la agricultura española, y particularmente para la de Andalucía. Esta comunidad autónoma, tradicionalmente fundamental para la agricultura española, con un valor de la producción agrícola muy superior al de otras comunidades, está viviendo la cuarta temporada más seca de los últimos 25 años, y este año las explotaciones de regadío han tenido un 70% menos de agua para el riego.
Sin embargo, hay más problemas además de la sequía.
La energía y los insumos necesarios para la agricultura, por ejemplo, han sufrido un incremento inusual tras la invasión rusa de Ucrania, lo cual ha disparado los costes de producción. Estas circunstancias extraordinarias se suman a las dificultades habituales del sector, como las condiciones meteorológicas adversas, las plagas y enfermedades vegetales, y la cantidad de tareas diarias que conlleva la gestión de una finca.
En definitiva, el campo español se enfrenta a muchos retos.
Afortunadamente, el progreso y las nuevas tecnologías pueden ayudar: la Agricultura 4.0 puede marcar la diferencia, tanto en lo que se refiere a un mayor control de costes y utilización de los recursos, como en lo que respecta a la preparación ante los retos, la rentabilidad y la competitividad.
Javier García-Liñán Fragero, fundador de Agrónomus, está convencido de ello. Su familia lleva varias generaciones dedicadas al campo, y con su empresa Javier ayuda a muchos agricultores, sobre todo en Andalucía, a digitalizar y modernizar la gestión de sus fincas. Lleva unos meses utilizando nuestra aplicación gratuita para la gestión integral de fincas agrícolas, y los resultados le están pareciendo interesantes. Aquí está lo que nos ha contado.
Ante todo, Javier, cuéntanos un poco de tí.
Soy de Córdoba, Andalucía, y tengo 41 años. Mi familia se dedica a la agricultura desde hace varias generaciones. Cursé mis estudios de Ingeniería agronómica en la universidad de Córdoba. Comencé mi carrera profesional en el sector de la obra civil, pero al cabo de unos ocho años decidí volver a enfocar mi trayectoria profesional hacia la agricultura. Así que hice un master en dirección de empresas agroalimentarias en el Instituto Internacional San Telmo Business School de Sevilla, y trabajé un par de años en las explotaciones de mi familia. También cursé un MBA enfocado al emprendimiento y las startups: mi objetivo era tratar de compaginar mi formación de ingeniero agrónomo con lo que había aprendido trabajando en la construcción, porque ese es un sector mucho más avanzado tecnológicamente, tiene altos niveles de informatización y digitalización que permiten tener un control muy eficaz de costes, insumos, planificación, etc.
¿Fue por eso que decidiste fundar Agrónomus?
Exactamente. Agrónomus ofrece consultoría y gestión de fincas. Lo que hacemos es una gestión integral externalizada de explotaciones agrícolas y consultoría de gestión, pero también trabajamos para mejorar las explotaciones, digitalizar sus sistemas, establecer protocolos de trabajo, y en general modernizar la gestión de las fincas.
¿Cuándo fundaste Agrónomus?
En enero de 2019.
¿En qué partes de España trabajáis y cuáles son los puntos fuertes de Agrónomus?
Trabajamos principalmente en Andalucía, aunque también hemos tenido proyectos en otras comunidades autónomas. Creo que nuestro punto fuerte principal es el carácter innovador, la capacidad que tenemos de modernizar y establecer nuevos procedimientos, tanto en la gestión del control de costes como en la gestión agronómica en sí. En la agricultura hay escalones muy diferentes en los niveles de profesionalización, pero profesionalizar la gestión agrícola es fundamental. Muchas explotaciones cuentan con técnicos muy cualificados y están muy bien gestionadas; pero otras todavía están lejos de lo que demanda el sector ahora, y seguramente eso hace que pierdan ratios de rentabilidad que podrían conseguir con una mejor gestión de la finca.

¿Crees que es importante modernizar la agricultura?
Sí, muchísimo. Fijémonos en este año, por ejemplo. Está siendo particularmente complicado porque estamos teniendo costes de producción altísimos y además una restricción importante en el uso de agua, por la sequía, así que hay que administrar y controlar muy bien lo que se hace con los productos y las materias primas. Los costes de los abonos se han triplicado y las fincas disponen sólo del 30% de la dotación habitual de riego.
Es una situación muy difícil.
Sí. Hay que medir al milímetro todo lo que se hace y tener los sistemas preparados para coordinar los distintos equipos. No es fácil, porque en el campo trabajamos en continuo movimiento, deslocalizados, así que la única manera de poder llevar siempre encima la oficina y todos los datos necesarios, es a través de la agricultura digital. Con la agricultura digital lo tenemos todo en el teléfono: costes, almacenes, consumo de agua, información de los equipos de sensoristica, de las sondas de humedad y demás.
La escasez de agua parece ser uno de los mayores retos para la agricultura española.
La sequía que estamos teniendo lo condiciona todo, sin duda. El invierno pasado fue muy seco, no llovió hasta finales de febrero, y en muchos sitios los cereales estuvieron a punto de perderse. Se dejaron de sembrar muchísimas hectáreas que estaban planificadas para una serie de cultivos, como garbanzos, quinoa, y todos los cultivos de inicio de primavera, porque en esa fecha era materialmente imposible. También hubo una serie de cultivos para los que ya estaban las tierras preparadas, pero como la lluvia seguía sin llegar fue necesario cambiar radicalmente la planificación. Este tipo de incidencias nos está afectando diariamente.
Y es posible que con el cambio climático este tipo de situación se verifique con más frecuencia, con impactos importantes en la agricultura.
Efectivamente, fijémonos por ejemplo en los cultivos permanentes de secanocomo el olivar. El olivar lleva ya varios años sufriendo por la alteración de los ciclos habituales del clima mediterráneo, especialmente las lluvias otoñales, que son críticas para la formación de aceite. Hay muchos altibajos en las producciones y dificultades para la rentabilidad de este tipo de plantaciones. Por otro lado, hasta ahora este tipo de incidencia no afectaba tanto a los cultivos de regadío. Pero se ha llegado a un punto en que la sequía ha mermado muchísimo las reservas de agua en España, o mejor dicho, en determinadas cuencas. Algunas están mejor, pero en Andalucía tenemos unas restricciones que hacen inviables muchos cultivos, como los cítricos o el almendro, que necesitan mucho riego.

¿Qué está haciendo la Comunidad Autónoma de Andalucía para afrontar estos problemas?
La gestión de las reservas de agua depende directamente del gobierno central, y desgraciadamente no se están construyendo nuevas infraestructuras para aumentar la capacidad de almacenamiento, ni para redistribuir el agua entre cuencas excedentarias y deficitarias.
Recientemente también ha habido cambios en lo que concierne el cuaderno de campo. ¿Cuáles son las novedades principales?
Antes el cuaderno de campo se llevaba en un formato analógico, mientras que con el nuevo sistema todas las transacciones quedan registradas automáticamente en un sistema digital. Es decir, por un mecanismo similar al de la banca electrónica, todas las transacciones, los movimientos y las compras de fitosanitarios quedan registradas en un sistema digital. Eso significa que los productos tienen trazabilidad absoluta, desde que salen del fabricante o distribuidor hasta que llegan al agricultor.
Volvamos por un momento a tu empresa. ¿Por qué recomendarías a un agricultor contratar los servicios de Agrónomus?
Creo que cualquier agricultor debe tratar de sacar el mayor potencial de su explotación, y la mejor forma de hacerlo es poniendo su negocio en manos de profesionales del sector. Los requerimientos técnicos, laborales, fiscales, etc. son similares a cualquier otra empresa, y para conseguir los mejores resultados es necesario contar con un equipo preparado y con dedicación exclusiva.
¿Qué opinas de nuestra aplicación para la agricultura digital?
En mi opinión xFarm es la plataforma más completa que hay ahora mismo en el mercado. Tiene una vocación integradora muy fuerte y permite trabajar con diferentes fabricantes, marcas de sondas, tractores, telemetría, etc. Cuando comenzaron a implantarse los primeros equipos de agricultura digital, cada fabricante intentó imponer su propio sistema, y se ha generado mucha confusión. Por ejemplo, si tienes instaladas tres estaciones agroclimáticas diferentes, pues cada una cada una funciona con sus propios datos y su propria aplicación. Los sistemas de gestión o de control de coste normalmente se llevan con otro programa más, y lo mismo vale para tratamientos fitosanitarios, gestión de almacenes y demás, cada cosa normalmente funciona a través de un programa distinto.
Sin embargo, xFarm permite gestionar todos los datos de sondas de humedad, el control de riego, llevar los almacenes, gestionar los tratamientos, incluso integrar equipos de diferentes fabricantes, lo cual es muy importante en mi caso. Yo trabajo con varias empresas como gestor externo, y desde la aplicación de xFarm puedo dar acceso a mis clientes a todos los datos de su explotación. Además, cada usuario puede tener acceso a los datos que correspondan según sus competencias.

¿Recomendarías nuestra aplicación a otros agricultores?
Sí, por supuesto. Es capaz de abarcar casi cualquier aspecto de la gestión diaria de una explotación, e incluso ir creciendo o incorporando módulos en función de las necesidades. La empresa acaba de aterrizar en España, pero se nota que ha habido un trabajo muy importante detrás desde sus inicios en Italia.
Andalucía es un pilar de la agricultura española, pero también europea. En tu opinión, ¿cuáles son las mayores fortalezas del campo andaluz?
Bueno, yo creo que destacamos por la calidad y la sostenibilidad de nuestra agricultura. Tenemos una gran integración de los valores medioambientales, desarrollamos nuestra actividad en un medio natural muy rico, y somos capaces de producir alimentos de altísima calidad.
¿Hay muchas explotaciones ecológicas?
Sí, y van creciendo diariamente. La agricultura ecológica es también una manera en la que están consiguiendo ser más competitivos ciertos parajes, sobre todo los más complicados como por ejemplo los olivares de montaña.
¿Eres optimista sobre el futuro de la agricultura española?
Sí, soy optimista. Hay agricultores que piensan que este sector no es rentable, pero grandes fondos de inversión han puesto su mirada en España, y eso demuestra que sí hay potencial de rentabilidad en el campo español. Pero tenemos que cambiar la manera de trabajar, tenemos que digitalizar, profesionalizarnos, y ser cada vez más competitivos. En una agricultura globalizada como la actual, ser competitivos es fundamental; de otro modo, tener explotaciones rentables es imposible.